VIACRUCIS DEL
DIARIO DE SANTA FAUSTINA
†
Por la señal, de la Santa
Cruz de nuestros enemigos líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre
y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Oración preparatoria:
Señor misericordioso, Maestro mío, deseo seguirte con fidelidad, deseo imitarte
en mi vida cada vez más perfectamente, por eso te ruego que a través de la
meditación de tu Pasión me concedas la gracia de comprender cada vez mejor los
misterios de la vida espiritual. María, Madre de la Misericordia, siempre fiel
a Cristo, guíame por las huellas de la dolorosa Pasión de tu Hijo y alcánzame
las gracias necesarias para que este vía crucis sea fecundo en mi corazón.
I ESTACIÓN
Jesús ante
el Sanedrín (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: No te extrañes si a veces sospechan de ti injustamente.
Yo por amor a ti, fui el primero en beber este cáliz„ de sufrimientos injustos
(289). Cuando estaba ante Herodes he obtenido para ti la gracia de saber
elevarte por encima del desprecio humano, de seguir, fielmente mis pasos
(1164).
Santa Faustina: Jesús, somos sensibles a las palabras y queremos responder de
inmediato, sin reparar si es la voluntad de Dios que hablemos. El alma silenciosa
es fuerte, ninguna contrariedad le hará daño si persevera en el silencio. El
alma silenciosa es capaz de la más profunda unión con Dios (477).
Jesús misericordioso, ayúdame a que sepa aceptar cada juicio humano y no me
dejes pronunciar nunca la sentencia de condena contra ti en mis prójimos.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
II ESTACIÓN:
Jesús carga con la cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: No tengas miedo de los sufrimientos, Yo estoy
contigo, (151 ). Cuanto más ames el sacrificio, tanto más puro será tu amor
hacia mí (279).
Santa Faustina: Oh Jesús, te doy gracias por las pequeñas cruces, por las
contrariedades con las que tropiezan mis propósitos, por el peso de la vida
comunitaria, por una mala interpretación de mis intenciones, por las
humillaciones por parte de los demás, por el comportamiento áspero frente a mí,
por la salud débil y por el agotamiento de las fuerzas, por repudiar yo mi
propia voluntad, por el anonadamiento de mi propio yo, por la falta de
reconocimiento en todo, por los impedimentos hechos a todos mis planes (343).
Jesús misericordioso, enséñame apreciar las dificultades de la vida, la
enfermedad, cada sufrimiento y con amor llevar esta cruz cotidiana.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
III ESTACIÓN:
Jesús cae bajo el peso de la cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Las culpas involuntarias de las almas no retienen
mi amor hacia ellas ni me impiden unirme a ellas; sin embargo las culpas,
aunque sean las más pequeñas pero voluntarias frenan mis gracias y a tales
almas no las puedo colmar de mis dones (1641).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, soy tan propensa al mal y eso me obliga a
vigilarme continuamente, pero nada me desalienta, confío en la gracia de Dios,
que abunda donde la miseria es la más grande (606).
Señor misericordioso. guárdame de cualquier infidelidad, aunque sea la
más pequeña. pero voluntaria y consciente.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
IV ESTACIÓN:
Jesús encuentra a su Madre (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Aunque todas las obras que surgen por mi voluntad
están expuestas a grandes sufrimientos, sin embargo considera si alguna de
ellas estuvo expuesta a mayores dificultades que la obra directamente mía - la
obra de la Redención. No debes preocuparte demasiado por las
contrariedades (1643).
Santa Faustina: Vi a la Santísima Virgen (…), que se acercó a mí (…) y me
dijo estas palabras: Sé valiente, no tengas miedo de los obstáculos engañosos,
sino contempla atentamente la Pasión de mi Hijo y de este modo vencerás. (449).
María, Madre de la Misericordia, estate conmigo siempre, sobre todo en el
sufrimiento, así como estabas en la vía dolorosa de tu Hijo.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
V ESTACIÓN:
Simón Cirineo ayuda a
Jesús a llevar la Cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Permito
contrariedades para multiplicar méritos. Yo no recompenso por el
resultado positivo sino por la paciencia y el trabajo emprendido por mí (86).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú no das la recompensa por el resultado de la
obra, sino por la voluntad sincera y el esfuerzo emprendido; por lo tanto estoy
completamente tranquila, aunque todas mis iniciativas y mis esfuerzos quedaran
frustrados, ni fueran realizados jamás, si hago todo lo que está en mi poder,
lo demás no es cosa mía (952).
Jesús, Señor mío, que cada pensamiento, cada palabra, cada actividad sean
emprendidos sólo por amor a tí. Purifica mis intenciones.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
VI ESTACIÓN:
La Verónica limpia el
rostro de Jesús (....)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Has de saber que cualquier cosa buena que hagas a
cualquier alma, la acojo como si la hubieras hecho a mí mismo (1768).
Santa Faustina: Aprendo a ser buena de Jesús de Aquel que es lo bondad misma,
para que pueda ser llamada hija del Padre Celestial (669). Un gran amor sabe
transformar las cosas pequeñas en cosas grandes y solamente el amor da valor a
nuestras acciones (303).
Señor Jesús. Maestro mío, haz que mis ojos, mis manos, mi boca, mi corazón...
sean misericordiosos. Transfórmame en misericordiosa.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
VII ESTACIÓN:
Jesús cae por segunda vez. (....)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: La causa de sus caídas está en que cuentas demasiado
contigo misma y te apoyas muy poco en mí (1488). Debes saber que por ti misma
no puedes nada (639). No eres capaz de recibir ni siquiera mis gracias sin mi
ayuda (738).
Santa Faustina: Jesús no me dejes sola (..). Tú sabes, Señor, lo débil que soy.
Soy un abismo de miseria, soy la nada misma. Por eso ¿qué habría de extraño si
me dejaras sola y yo cayera si me dejaras sola? (1489). Por eso Tú, oh Jesús,
tienes que estar continuamente conmigo como la madre cerca de su niño débil, y
aún más (264).
Que me apoye tu gracia, Señor, para que no caiga continuamente en los mismos
errores: y si caigo, ayúdame que me levante y glorifique tu misericordia.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús consuela a las mujeres de
Jerusalén (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Oh, cuánto me agrada la fe viva (1420). Deseo que haya
en ustedes más fe en el momento actual (352).
Santa Faustina: Te ruego ardientemente, Señor, que dejes reforzar mi fe para
que en mi gris vida cotidiana no me guíe según las consideraciones humanas,
sino según el espíritu. Oh, como todo atrae al hombre hacia la tierra, pero una
fe viva mantiene el alma en una esfera más alta y al amor propio le asigna el
lugar que le corresponde, es decir, el último (210).
Señor misericordioso, gracias por el santo Bautismo y la gracia de la fe.
Vuelvo a llamar continuamente: ¡Señor, creo, aumenta mi fe!
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús cae por tercera vez (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Has de saber que el mayor obstáculo para la santidad
es el desaliento y la inquietud injustificada que te quitan la posibilidad de
ejercitarte en las virtudes (...) Yo estoy siempre dispuesto a perdonarte.
Cada vez que me lo pidas, glorificas mi misericordia (1488).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, a pesar de tus gracias, siento y veo toda mi
miseria. Comienzo el día luchando y lo termino luchando; en cuanto aparto una
dificultad, en su lugar surgen diez por superar, pero no me aflijo por ello,
porque se muy bien que éste es tiempo de la lucha y no de la paz. (606).
Señor misericordioso, te doy, lo que es mi propiedad exclusiva, es decir el
pecado y la debilidad humana. Te ruego que mi miseria se ahogue en tu
insondable misericordia.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
X ESTACIÓN:
Jesús es despojado de sus vestiduras (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Santa Faustina: Jesús se presentó delante de mí inesperadamente, despojado de
las vestiduras, cubierto de llagas en todo el cuerpo, con los ojos llenos de
sangre y de lágrimas, la cara desfigurada, cubierta de salivazos. De repente
el Señor me dijo: La esposa debe asemejarse al Esposo.
Santa Faustina: Entendí estas palabras en profundidad. Aquí no hay lugar para
ninguna duda. Mi semejanza a Jesús debe realizarse a través del sufrimiento y
de la humildad (268).
Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón según tu Corazón.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús es clavado en la cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Discípula mía, ten un gran amor para aquellos que te
hacen sufrir; haz el bien a quienes te odian (1628).
Santa Faustina: Oh Jesús mío, tú sabes qué esfuerzos son necesarios para tratar
sinceramente y con sencillez, con aquellos de los cuales nuestra naturaleza
huye, o con los que nos hicieron sufrir consciente o inconscientemente, esto es
imposible humanamente. En tales momentos más que en otras ocasiones,
trato de descubrirte a ti, Jesús, en aquellas personas y por ti hago el bien
para ellas (comparar 766).
Oh Amor purísimo, reina totalmente en mi corazón y deja amar lo que supera la
medida humana (comparar 328).
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús muere en la cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Todo esto por la salvación de las almas. Reflexiona,
hija mía, sobre lo que haces tú para su salvación (1184).
Santa Faustina: Entonces vi a Jesús clavado en la cruz. Después de estar
Jesús colgado en ella vi toda una multitud de almas crucificadas con
Jesús. Y vi la tercera muchedumbre de almas y la segunda de ellas. La segunda
infinidad de almas no estaba clavada en la cruz, sino que las almas sostenían
fuertemente la cruz, en la mano; mientras tanto la tercera multitud de almas no
estaba clavada ni sostenía la cruz fuertemente, sino que esas almas arrastraban
la cruz, detrás de sí y estaban descontentas. Entonces Jesús me dijo:
Jesús: Ves, esas almas que se parecen a mí en el sufrimiento y en el
desprecio, también se parecerán a mí en su gloria; y, aquellas que menos se
asemejan a mí en el sufrimiento y en el desprecio, serán menos semejantes
también en mi gloria (446).
Jesús, Salvador mío, escóndeme en el fondo de tu Corazón para que alimentada
con tu gracia pueda asemejarme a ti en el amor a la cruz y participar en tu
gloria.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús es bajado de la cruz (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: El alma más
querida para mí es la que cree fuertemente en mi bondad y la que tiene confianza
plenamente; le ofrezco mi confianza y le doy todo lo que pide (453).
Santa Faustina: Acudo a tu
misericordia, Dios compasivo, sólo Tú eres bondad. Aunque mi miseria es grande
y mis ofensas muchas, confío en tu misericordia porque eres Dios de
misericordia y desde tiempo inmemorial nunca se ha oído, ni el cielo, ni la
tierra recuerdan que un alma confiada en tu misericordia haya quedado
decepcionada. (1730)
Jesús misericordioso, cada día multiplica en mí la confianza en tu misericordia
para que siempre y en todas partes dé testimonio de tu bondad y tu amor
infinito.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
Jesús es puesto en el sepulcro (...)
R. Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz
redimiste al mundo.
Jesús a Santa Faustina: Aún no estás en
la patria; así pues, ve fortalecida con mi gracia y lucha por mi reino en las
almas humanas y lucha como una hija real y recuerda que pronto pasarán los días
del destierro, con ellos la oportunidad de adquirir méritos para el cielo.
Espero de ti (...) un gran número de almas que glorifiquen mi misericordia
durante toda la eternidad (1489).
Santa Faustina: A cada alma que me has
confiado, oh Jesús, procuraré ayudarla con la oración y el sacrificio, para que
tu gracia pueda obrar en ella. Oh gran Amante de las almas, oh Jesús mío, te
agradezco por esta gran confianza, ya que te has dignado confiar estas almas a
nuestro cuidado (245).
Haz Señor misericordioso, que no
perezca ni una sola alma de las que me has confiado.
R. Señor, pequé, ten piedad y
misericordia de mí.
Se reza a continuación un Padrenuestro...
ORACIÓN PARA DESPUÉS DEL VIACRUCIS
Jesús mío, mi única esperanza, te agradezco este gran libro que has abierto
delante de los ojos de mi alma. Este gran libro es tu Pasión afrontada por amor
hacia mí. De este libro he aprendido cómo amar a Dios y a las almas. En él
están encerrados inagotables tesoros (...). Oh Jesús, que pocas son las almas
que te entienden en tu martirio de amor (...). Feliz el alma que ha entendido
el amor del Corazón de Jesús (304).